Diagnóstico de vulnerabilidad socioambiental ubica a Mazatlán en niveles de alto riesgo

Ante la amenaza que representan los efectos del cambio climático, Conselva busca presentar alternativas para la reducción de la vulnerabilidad del puerto.

El cambio climático es una realidad que impacta a todas las ciudades, y Mazatlán no es la excepción. Al ser un puerto no sólo presenta vulnerabilidad ante fenómenos hidrometeorológicos extremos, como huracanes y tormentas, sino que su geografía y desarrollo presenta potencial de inundaciones, deslaves y derrumbes, inestabilidad de laderas y erosión. 

Por ello, representantes del sector empresarial, académico, sociedad civil organizada y gobierno, se reunieron para participar en el Taller presencial de diagnóstico y validación de exposición y peligros climáticos de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, organizado por Conselva, Costas y Comunidades, el Instituto Municipal de Planeación de Mazatlán, el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN) y la organización Pares, Paisajes y Personas Resilientes, A.C., con el apoyo financiero de la Fundación Gonzalo Río Arronte, I.A.P.

El taller, realizado el lunes 01 de julio en el Centro Internacional de Convenciones, corresponde a la primera etapa del estudio de vulnerabilidad socioambiental, que actualmente se realiza en solo dos ciudades del país: Mazatlán y La Paz. Esto como resultado del trabajo realizado durante 10 años por Conselva, como socio local del FMCN en el programa Cuencas y Ciudades, que busca favorecer la protección y recuperación de las cuencas que abastecen de agua a las ciudades importantes de México y construir espacios de adaptación al cambio climático en 10 cuencas y sus ciudades.

El consultor, Sergio Angón, del equipo de Pares, estuvo a cargo de la facilitación del taller.
Luis Bojorquez, director de Programas de Conselva, dando su aportación en el taller.

¿Qué es un estudio de vulnerabilidad?

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), organismo de las Naciones Unidas dedicado exclusivamente a observar la ciencia que estudia el cambio climático, define en su reporte 2022 a la vulnerabilidad climática como la propensión o predisposición a verse afectado negativamente por los impactos del cambio climático. La vulnerabilidad engloba una serie de conceptos y elementos, como la sensibilidad o susceptibilidad al daño y la falta de capacidad para hacer frente y adaptarse. 

Los estudios de vulnerabilidad son necesarios para identificar puntos críticos actuales y potenciales, los puntos de entrada para la intervención y para realizar seguimiento a los cambios en la vulnerabilidad, el monitoreo y evaluación de la adaptación.

A diferencia de un atlas de riesgos, los estudios de vulnerabilidad no solo realizan un diagnóstico sino que proponen una serie de medidas adaptativas para hacerle frente a las amenazas. En México, solo Xalapa cuenta con este estudio, siendo Mazatlán y La Paz los próximos en tenerlo.

Resultados del diagnóstico de exposición y peligros climáticos de Mazatlán

Durante el evento, el equipo consultor de Pares a cargo del estudio de vulnerabilidad de Mazatlán, presentó los resultados de la fase de diagnóstico de exposición y peligros climáticos, el cual señaló que en Mazatlán existen 103 mil 423  personas expuestas a peligros climáticos, ubicadas en 2 mil 361 manzanas. Entre los peligros detectados se encuentran deslaves y derrumbes, inestabilidad de laderas, erosión en distintos grados de severidad e inundaciones pluviales y fluviales en niveles Alto a Muy Alto.

En el caso del peligro de inundación por marea de tormenta el potencial de inundación se presenta en 709.95 hectáreas mientras que de presentarse un huracán categoría 4 el potencial de indundación sería de hasta 3,053.32 hectáreas, ambos con una probabilidad de ocurrencia del 38.5% y 7.7%, respectivamente.

En relación al peligro de erosión, tiene un nivel Alto en 2,068 has, y nivel medio en 3,135 has, y finalmente la erosión costera tiene potencial de afectar 34.8 hectáreas de las playas de Mazatlán.

Ante esto, los participantes expusieron sus preocupaciones y validaron los resultados derivados de un sistema de información geográfica  y mapeando sitios de principal impacto ante inundaciones. Las colonias como El Toreo, Sábalo Country y aledañas al Estero del Infiernillo fueron reconocidas como de mayor afectación. De igual manera, los asistentes expresaron que gran parte del problema se debe a obras de infraestructura gris que obstaculizan el flujo del agua por efecto de la colocación de rejas y compuertas ubicadas sobre canales. El revestimiento de los cauces naturales con concreto aceleran el flujo causando corrientes de gran rapidez en el cierre de la boca del estero el Infiernillo, sumado a la deforestación de mangle y rectificación de canales.

Con este estudio de vulnerabilidad Mazatlán se perfila para ser incluida en la iniciativa CityAdapt 2.0, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que abarca una serie de proyectos de adaptación al cambio climático en ciudades de América Latina y el Caribe. La siguiente etapa del estudio se llevará acabo en noviembre y consistirá en la presentación de la evaluación de la vulnerabilidad socioambiental, la valoración de los ecosistemas que proporcionan agua a la ciudad (cuenca del río Presidio) y una propuesta para reducir la vulnerabilidad de la ciudad a través de intervenciones urbanas bajo criterios de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) y la implementación de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) a nivel urbano y de cuenca.

Como parte de la dinámica, los participantes  llegaron a un acuerdo sobre la importancia de la conservación, aumento de la cobertura vegetal en la ciudad y la necesidad de incidir en los reglamentos de construcción para que el desarrollo inmobiliario incorpore este tipo de soluciones y no se degrade más la cuenca del río Presidio, que es la cuenca que abastece de agua a la ciudad.

Entre los asistentes al taller se encontraron Sebastián Guzmán, coordinador del programa Ciudades Resilientes del FMCN; Eunice Murúa, directora de Ecología y Medio Ambiente de Mazatlán; Gustavo Adolfo García Calderón, jefe del departamento de la Zona Sur de SEBIDES; David Escobar e Isaac Aranguré, miembros del Consejo Consultivo del IMPLAN; Rogelio Fontes y Blanca Roldán, miembros del Consejo Municipal para el Desarrollo Sustentable de Mazatlán (Comudes), el empresario Rodolfo Madero, los investigadores Francisco Flores y Abril Montijo, Isabel García, Sergio Angón y Roberto Monroy de Pares A.C. así como personal del IMPLAN y el equipo de Conselva, entre otros.

Reforestación estratégica: un ejemplo de aplicación del estudio

Para conmemorar el Día del Árbol, a celebrarse el 11 de julio, la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable de Sinaloa hizo el llamado a todos los municipios del Estado para llevar a cabo una reforestación masiva.

Ante esta convocatoria, la Dirección de Ecología y Medio Ambiente de Mazatlán se reunió con el Consejo Municipal para el Desarrollo Sustentable (COMUDES), al cual pertenece Luis Bojorquez, director de programas de Conselva, en representación de la organización, para seleccionar el área a reforestar partiendo de criterios de vulnerabilidad arrojados por el diagnóstico del estudio presentado.

Como resultado, tomando en cuenta que la ciudad experimenta aún una fuerte sequía, se considero que la zona a reforestar fuera de fácil acceso para que los servicios públicos pudieran regar periódicamente, elevando así las probabilidades de sobrevivencia de los árboles plantados. Estos últimos corresponden únicamente especies nativas de la región.

A partir de ese criterio se identificó una zona carente de vegetación, situada en Av. Del Delfín. La viabilidad de reforestación de esta zona se corroboró con los mapas del potencial de erosión e inundaciones. La zona se localiza cerca de un área con un potencial de inundación Alto a Muy Alto, y un riesgo de erosión Medio a Alto, por lo que se espera que a futuro los árboles plantados sirvan tanto para promover la infiltración del agua, como para retener el sedimento que potencialmente podría ser arrastrado por  las corrientes.

Este es solo un pequeño ejemplo de cómo una Solución basada en la Naturaleza (SbN), como lo es la reforestación estratégica, puede ayudar a mitigar los efectos del cambio climático y reducir riesgos para la población. Estrategias como ésta conforman parte de la segunda entrega del estudio, la cual propondrá un abanico de SbN para los puntos más vulnerables de la ciudad. 

En el evento de reforestación se lograron plantar alrededor de 300 árboles en la zona, incluyendo especies como Mauto (Lysiloma divaricatum), Cacahuananche (Gliricida sepium, Guásima, (Guazuma ulmifolia), Amapa blanca (Cordia aliodora), Amapa amarilla (Tabebuia chrysantha), Amapa rosa (Tabebuia rosea), Cacalosuchitl (Plumeria rubra), y Guamúchil (Pithecellobium dulce). 

A la reforestación acudieron ciudadanos, organización de la sociedad civil, como Endémica y Conselva, miembros del COMUDES y personal de la Dirección de Ecología.

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