Este 17 de junio se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, el cual fue declarado oficialmente por la ONU en 1994, con el objetivo es crear conciencia sobre este tema, mostrar soluciones impulsadas por la gente y reforzar la implementación de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en países gravemente afectados por estos problemas, especialmente en África.
México también padece por la desertificación, la degradación de tierras y la sequía. De acuerdo con datos de Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el 26 por ciento del territorio nacional está en proceso de desertificación, mientras que un poco más del 58 por ciento de la población total vive en zonas áridas.
El Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional indica que al 31 de mayo, el 75.96 por ciento del territorio de México se encontraba en algún nivel de sequía, desde moderada a excepcional.
En estados como Sinaloa, la situación es todavía más crítica, porque el 100 por ciento de su geografía está afectada con sequía severa (16.4%), extrema (36.6%) o excepcional (47%).
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) estima que la degradación del suelo afecta hasta al 40% de las tierras del planeta y a casi la mitad de la población mundial. Cada segundo, se degrada un área de tierras sanas equivalente a cuatro campos de fútbol, lo que suma 100 millones de hectáreas cada año, una extensión del tamaño de Egipto.
"Durante demasiado tiempo, la desertificación y la sequía se han considerado problemas específicos del Sur Global. Sin embargo, estos fenómenos en expansión nos afectan a todos. El año pasado estuvo marcado por numerosos acontecimientos que nos recuerdan la urgencia de actuar. No hay tiempo que perder", expresó Alain-Richard Donwahi, Presidente de la COP15.
Este año, el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebrará bajo el lema ‘Unidos por la tierra: Nuestro legado. Nuestro futuro’. El objetivo es movilizar a todos los sectores de la sociedad en favor de la gestión sostenible de tierras, destacó la ONU en un comunicado.
En el marco de la CNULD, más de 130 países ya se han comprometido a neutralizar la degradación de los suelos para 2030 y que la actividad humana tenga un impacto neutro, o incluso positivo, sobre la tierra.
Invertir para recuperar
Recuperar tierras saca a las personas de la pobreza y aumenta su resiliencia al cambio climático, por lo que es hora de unir esfuerzos y combatir la pérdida y degradación de tierras en todo el mundo, dijo Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la CNULD.
La ONU indicó que cada dólar invertido en la recuperación de tierras puede generar hasta 30 dólares, porque en muchos países afectados por la desertificación, la degradación del suelo y la sequía, la agricultura representa una parte importante de la economía.
“Proteger los suelos y las tierras es un reto mundial. Tenemos que actuar juntos hoy para que las generaciones venideras puedan tener acceso a unos recursos naturales vitales. Sólo podremos alimentar a la humanidad y hacer frente a la crisis climática y de biodiversidad si contamos con suelos sanos”, afirmó Jochen Flasbarth, Secretario de Estado del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo.
Involucrar a las generaciones presentes y futuras es más importante que nunca para detener e invertir estas alarmantes tendencias y cumplir los compromisos mundiales de restaurar mil millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030.
En ese sentido, Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la CNULD, subrayó que el talento de los jóvenes emprendedores y agentes de cambio es la clave para transformar sus comunidades e impulsar la innovación en la gestión sostenible de tierras.
“Los jóvenes líderes están comprometidos con la recuperación de la tierra. Necesitamos sus voces para articular al futuro de nuestro planeta", manifestó.
Frenar el impacto de la actividad humana
La desertificación es un proceso que consiste en la disminución parcial o gradual de la productividad de la tierra. Las causas pueden ser naturales y/o producido o modificado por la actividad humana, destacó la Comisión Nacional de Zonas Áridas.
Los cambios de uso del suelo, que implican remoción y/o sustitución de vegetación, son las áreas más visibles de degradación causado por la actividad humana.
La dependencia federal indicó que la presión demográfica intensifica la degradación de las tierras provocando desforestación, sobrepastoreo, sobreexplotación de acuíferos, desecamiento y/o contaminación de ecosistemas acuáticos, tanto de agua dulce como de agua salobre, así como pérdidas de materia orgánica y carbón del suelo; pérdida de cobertura vegetal y de biodiversidad.
El combate a la degradación de las tierras, detalló la Conaza, debe ser acompañando de políticas dirigidas al bienestar de las unidades de producción rural, para crear consciencia e involucrar a los productores, quienes juegan un rol importante en la mitigación de los impactos del cambio climático.