¿Por qué cada vez hay menos agua?

Desde que nuestro planeta existe, tenemos exactamente el mismo volumen de agua.

Desde que nuestro planeta existe, tenemos exactamente el mismo volumen de agua. El 1% del agua disponible que tenemos para consumo humano, se mueve constantemente en un ciclo sin fin, pero en este ciclo el agua sólo se transforma, no se crea nueva agua. El agua que bebieron los dinosaurios es la misma que hoy bebemos nosotros. Entonces, ¿por qué tenemos hoy una crisis de agua?, ¿es porque cada vez somos más personas en el mundo?, ¿habrá agua suficiente para todos en el futuro? Veamos las respuestas a estas preguntas, enfocándonos en nuestro estado, Sinaloa

El incremento poblacional.

Todos conocemos el dicho popular “Mientras menos burros, más olotes”, y sin duda también aplica en la distribución del agua. En 1950, los mexicanos teníamos 18,000 m3 de agua por habitante al año. Para 2017, los sinaloenses ya sólo teníamos 2,891 m3 de agua por habitante al año, es decir tuvimos una reducción del 84% de agua disponible por persona al año. En este período, la población de nuestro país se cuadruplicó y por ello, nos toca menos agua por cabeza.

Disponibilidad natural de agua.

El agua no se distribuye de manera pareja en el país. Si consideramos el volumen de agua renovable en el país (la cantidad máxima de agua que es factible explotar anualmente sin alterar el ecosistema), tenemos que la tercera parte del agua renovable del país (33%) se encuentra en las zonas norte, centro y noroeste, en tanto que las dos terceras partes restantes (67%) se encuentran en las zonas sur y sureste. A pesar de tener menos agua disponible, en estas zonas se concentra el 77% de la población y aportan el 83% al PIB, lo que da una idea del nivel de presión hídrica a la que está sujeta esta región. Por el contrario, las regiones con mayor disponibilidad de agua albergan a tan sólo el 23% de la población del país y aportan tan sólo el 17% al PIB.

CONAGUA, 2018. Numeragua.

La reducción de lluvias.

Este es uno de los fenómenos que más han afectado la disponibilidad de agua, sobre todo en la zona norte y noroeste del país. Es normal que la cantidad de lluvia varíe de un año a otro; además que se tienen fenómenos oceánicos periódicos como El Niño y La Niña que afectan la cantidad de lluvia. Así que cuando se habla de “sequía”, no se hace referencia a un año de poca lluvia sino a que llovió menos en comparación con el promedio de lluvia de varias décadas. 

Cada vez es más frecuente que tengamos años extremadamente secos, como el 2009 y el 2011. Hoy estamos en la peor sequía en 58 años, con el 84.2% del estado de Sinaloa en sequía severa y el 15.2% en sequía extrema. 

Se está captando menos agua en la cuenca.

El agua que se capta tiene el riesgo de contaminarse.

No basta con que el agua esté disponible, también necesita tener cierta calidad para poder considerarla como apta para el consumo humano. Sin embargo, en la cuenca media, justo donde ocurre la mayor captación e infiltración de agua, se están instalando industrias altamente tóxicas como la minería de oro y plata, que no sólo son mega consumidoras de agua sino que además contaminan el suelo y agua para siempre.


El consumo de agua por parte de la minería es tan elevado que siempre busca instalarse junto a arroyos, ríos y presas como la Picachos. Esto representa un riesgo debido a que la minería emplea sustancias altamente tóxicas y además se liberan otras durante la operación minera. Debido a que la regulación de la actividad minera es muy débil y que las autoridades no vigilan, es muy difícil evitar que la industria no contamine  las fuentes de agua cercanas. Un río, acuífero, represo o presa contaminada con metales pesados producto de la minería, queda INUTILIZABLE PARA SIEMPRE.  Consumir esta agua pone en riesgo nuestra salud y la calidad del agua que necesitamos.

Por ejemplo, para producir un centenario se emplean 100,000 litros de agua, esto sería suficiente para proporcionar agua a 200 familias durante un día. Además requiere 30 kg de cianuro por centenario, este químico se libera al ambiente y contamina el agua. Como si lo anterior no fuera suficiente, un centenario requiere la remoción de 132 toneladas de roca, de las cuales 24 toneladas serán tratadas para extraer el oro con solución de cianuro. Las 132 toneladas de roca molida se depositarán en grandes cerros o “tepetateras” en donde, en contacto con lluvia y aire, producirán por cientos de años drenaje ácido, es decir agua con metales pesados altamente tóxicos para la salud humana. 

Se extrae más agua de la que hay disponible.

Se dice que un río o acuífero está en equilibrio cuando la extracción es igual a la recarga natural. Sin embargo, en nuestro país el 24% de los acuíferos están sobreexplotados o tienen intrusión salina o marina, un claro síntoma de desequilibrio, ¿por qué ocurre esto? 

Por una parte, existe un gran número de pozos y tomas de agua superficial no registrados, por lo que el volumen de agua que se extrae de ellos no está registrado por la CONAGUA. Estas “tomas clandestinas” crean un gran problema porque las autoridades otorgan concesiones para explotar agua donde ya no la hay. Por otro lado, la CONAGUA no vigila el volumen de agua superficial o subterránea que se extrae. Sin vigilancia ni medición, los usuarios disponen libremente del agua superficial o subterránea de acuerdo a sus necesidades, lo que propicia el derroche de agua y una gran ineficiencia en el uso de esta, sobre todo por parte del sector agropecuario. Esta situación puede conducir a escenarios graves como lo que está ocurriendo en los acuíferos de los ríos Presidio y Baluarte, en donde la disponibilidad media anual se ha reducido 182% y 196% respectivamente, en tan sólo cinco años

Uso ineficiente del agua.

Sin duda, vivimos todavía en la cultura del desperdicio de agua. Si alguien consciente le llama la atención al vecino porque está barriendo su banqueta con la manguera, seguramente le contesta “yo la pago, yo la tiro”. Respuesta similar nos ofrecerían los sectores industriales como el turístico y los productivos, como el sector agropecuario. Creen que el agua es infinita y que lo único que se necesita es dinero para producir más agua y que si la pagan, les pertenece, pero esto está completamente alejado de la realidad. 

En nuestro país el agua es tan barata, que se ha propiciado su derroche y peor aún, se ha desalentado la implementación de métodos para hacer más eficiente nuestro consumo de agua. El sector que más consume agua es el sector agrícola, que emplea el 94% del agua disponible para Sinaloa. Desafortunadamente, es uno de los sectores más ineficientes en el uso del agua, pues no usan técnicas eficaces ni tienen la infraestructura adecuada.

Pérdida de agua por infraestructura en mal estado.

Cuando las tuberías que conducen el agua se encuentran en mal estado y no se les da el mantenimiento necesario, se generan muchísimas fugas de agua, que los ciudadanos y sectores productivos percibimos como “falta de agua”. Este es un problema muy grande que existe en nuestro país y Sinaloa no es la excepción. Por ejemplo, de toda el agua que sale de la presa Picachos, tan sólo el 46% llega a nuestro hogar y lo factura la JUMAPAM. Es decir, casi la mitad del agua que se extrae de la cuenca no llega a nosotros sino que se pierde en la transportación a nuestros hogares y empresas. Mientras más agua desperdiciamos, se necesita extraer más agua de la presa para poder abastecer a la creciente población y visitantes de Mazatlán.

¿Qué puedes hacer tú para cuidar el agua?

La actual escasez de agua nos obliga a usar el agua de manera eficiente, esto implica su REDUCCIÓN y REUSO, ya no tenemos tiempo ni muchas opciones, necesitamos actuar ya.

Para la reducción, TODOS necesitamos implementar mecanismos, procedimientos e instalar equipos que reduzcan nuestro consumo de agua. En casa, podríamos instalar una botella de plástico llena de arena en el inodoro, poner un aireador a nuestras llaves de lavado de trastes y manos para que el agua salga con más presión; lavar cargas completas en la lavadora, entre muchas otras opciones. 

El reuso implica que el agua que ya se usó pase por un tratamiento que le permite ser apta para ser usada de nuevo. Esto requiere inversión en infraestructura, pero lo vale, pues  asegura la disponibilidad de agua para otros procesos. El reuso es  uno de los métodos más efectivos para reducir nuestra huella hídrica y es un camino hacia el cual necesitamos dirigirnos. En casa, podemos reutilizar el agua con métodos sencillos, como conectar o dirigir el desagüe del lavabo o de la regadera a jardines y reutilizar esa agua para regar, también podemos usar el agua jabonosa de la lavadora para lavar patios y otras superficies grandes. 

Hay otras maneras en que puedes poner de tu parte para cuidar el agua. Por ejemplo, ¿te has preguntado qué tanto consumes de las industrias que más contaminan o desperdician agua? Dar mantenimiento a la infraestructura en tu casa también es una gran ayuda, pues un goteo constante en una llave, puede parecer insignificante, pero termina siendo un derroche de litros y litros de agua.

Con tus acciones y decisiones diarias, puedes ayudar a cuidar el agua o bien, puedes ser contribuyente a las causas por las que tenemos menos agua, la decisión está en tus manos.

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